El escenario sería muy distinto sin estas iniciativas, que han logrado que la innovación y el emprendimiento con una estrategia sostenible sean parte de nuestro ADN a la hora de hacer empresa. Hoy somos el tercer país con la mayor tasa de emprendimiento a nivel global, según el Global Entrepreneurship Monitor 2019-2020, y el país más innovador y emprendedor de la región, según el Global Innovation Index 2020. Pero no sólo eso, según el informe de competitividad mundial IMD, Chile es el segundo país a nivel mundial en actividad emprendedora en su etapa inicial. Unicornios como NotCo, Betterfly, Fintual o Cornershop se han vuelto noticia, levantando capital de riesgo para hacer escalables sus modelos de negocio, convirtiendo a sus creadores y gestores en referentes que están teniendo renombre internacional, nuestros propios Tony Stark, los superhéroes de la innovación.
Hace pocas semanas con uno de mis socios en IDEMAX, pudimos recorrer las Costas Este y Oeste de USA, donde conversamos con emprendedores, inversionistas y científicos de las grandes ligas, donde una nueva mentalidad aflora, con voluntad por invertir y arriesgar en soluciones donde ya no es prioridad el retorno inmediato sino la urgencia de soluciones científico tecnológicas para desafíos globales. En el multiverso de las hardtech, Chile tiene una oportunidad de abordar el “Climate Tech” como una vertical para hacer negocios de futuro, específicamente en tecnologías de base científica para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentar la disponibilidad de agua y reducir los residuos. En Chile tenemos radiación solar y viento como fuentes de energía, siendo un excelente sandbox para que otros vengan a probar tecnologías, pero aún nos falta poder tener una plataforma más robusta de inversión en startups basadas en ciencias. En Chile tenemos buenos investigadores y emprendedores pero no tienen las fuentes de financiamiento en etapas tempranas disponibles.
El Estado tiene, entonces, la misión de propiciar un ecosistema que facilite la transferencia de conocimiento, que vele por el acceso al conocimiento como bien común, y que apoye su contribución al bienestar y desarrollo país, incluso si sus efectos positivos no los pueda anticipar con precisión.
Y así como un capítulo de What if… tendríamos a un sector privado en mejores condiciones de participar en la generación de modelos de negocios robustos e innovadores.
Para que este multiverso sea un espacio viable necesitamos inversionistas que se atrevan a apostar en el futuro de los negocios vinculados al cambio climático, además de implementar políticas de Estado de largo plazo, que persistan en el tiempo más allá de los periodos de gobierno y tener la firme convicción del valor e importancia que un ecosistema robusto y virtuoso, asentado en el ciencia, los datos y la experiencia, tiene para impulsar el desarrollo del país.
Rosario Navarro
Partner IDEMAX