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Futuro y desintermediación; lo legal, lo tributario, lo inevitable.
25/06/2018
Futuro y desintermediación; lo legal, lo tributario, lo inevitable.
Durante el año 2011, el fotógrafo inglés Dave Slater logró que un Macaco Negro se tomara una selfie, caso conocido en los medios por el valor científico que la imagen tenía y las discusiones de derecho de autor que la situación provocó.

Esto porque para para lograr que el macaco se tomara la foto, Slater tuvo que financiar el viaje, los gastos de producción, y equipo de trabajo. Durmió poco, comió poco, pero logró la confianza para que la autofoto se produjera.

La imagen logró un valor único por la singularidad de la especie y el acto inédito del autorretrato, sin embargo, dado que esta peculiar instancia carecía de un marco legal definido, implicó que el valor generado no fuese capturado en un inicio por quien había provisto de todo lo requerido para lograr la foto, obligándolo a recurrir a la justicia para hacer propio ese valor, el que luego de años obtuvo.

Hoy en día estamos viendo con mucha fuerza cómo el fenómeno de la desintermediación, ya sea a través de una selfie o las plataformas tecnológicas habilitantes para ello, provocará transformaciones profundas sobre los negocios del futuro, las empresas y el Estado, sobre quién y cómo se captura el valor desintermediado.

La velocidad de adopción por usuarios de vehículos e intermediación que permiten la búsqueda, elección y consumo directo de productos y servicios será más rápida que la capacidad de la legislación, de regulación o de pago de tributos que de generar los marcos legales que den equilibrio a los jugadores del sistema. Será inevitable que quienes capturen el valor sean aquellos capaces de acelerar la entrega de propuestas de valor entre empresas, el Estado y personas con menor fricción posible.

Cuando ya creíamos tener dominado el el juego de la calidad, la accesibilidad y el relacionamiento de los usuarios con productos y servicios, se abre un nuevo juego que desafía todas las reglas del mercado: el juego del delivery. Ya no se trata de la ventaja competitiva de quien produce qué y a qué costo, sino más bien de quién genera un modelo de delivery y de interfase de usuario en una experiencia libre de fricción y que acorta la brecha entre el quiero -  necesito y lo tengo, lo uso - lo gozo. Evidentemente, la performance digital es un factor determinante en este espacio de juego en que se conjugan virtuosamente las variables de experiencia, velocidad y precio de cara a los usuarios.

Estas variables se moverán, por sobre las reglas del juego o el marco de acción que conocemos hoy, la relevancia de la legalidad será baja para los usuarios y los sistemas seguirán operando bajo parámetros propios, a falta de capacidad de ofrecer escenarios regulados o aceptados por la competencia (Uber, AirBnB, Cornershop). La resistencia del Estado o gremios amenazados será en vano y los esfuerzos deberían estar en definir estrategias de transformaciones profundas en el juego del delivery, ya sea ofreciendo alimentos, movilidad, salud, energía, tiempo humano o quizás justicia.

Sebastián Amaral Senior Consultant Asociado

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