El título; “Megatrends” (Megatendencias). Año de edición; 1982. Era formato bolsillo, de páginas amarillas y con una foto del autor acorde a la época, en la que las tecnologías de la información eran incipientes, Steve Jobs de 27 años de edad, recién formaba su compañía que daba cuenta del vector de transformación que se avecinaba. La robótica empezaba a mostrar los impactos sobre el futuro del trabajo y personajes como Mark Zuckerberg, recién empezaban a dar sus primeros pasos con dos años de edad, pero cuyas ideas ya eran posibles de imaginar.
En este contexto, las tendencias descritas por Naisbitt, fueron una clara representación del presente, las que definió como las “Ten new directions transforming our lives” (Diez nuevas direcciones que transformarán nuestras vidas).
La primera; cómo pasaríamos de una sociedad industrial a una sociedad de la información. La segunda; de la tecnología forzada al “High Tech – High Touch”, tendencia declarada como una de las “Retail Trends” en los estudios realizados por la agencia, McCann durante el año 2015 y que motivó otro libro del mismo Naisbitt.
La tercera; cómo íbamos a pasar de una economía nacional a una global y como pasaríamos de la centralización a la descentralización, como la cuarta tendencia. La mirada de largo plazo, como quinta. La sexta; transitaríamos desde la ayuda institucional a la autoayuda en un contexto de democracias participativas como séptima. Octava; en las organizaciones, nos moveríamos de la jerarquía al networking o trabajo de redes. En la novena; los polos de atracción se moverán al hemisferio sur y en la décima, pasaríamos de tener opciones binarias a opciones múltiples. Una radiografía bastante precisa del presente y los vectores de futuro sobre ese presente.
En tiempos de tecnología exponencial, de empoderamiento ciudadano y empresas con alto potencial de transformación e impacto, debemos entender el presente para enfrentar el futuro.
Ya hemos asimilado conceptos propios al ecosistema de la innovación; la cultura creativa y su valor en contexto de las habilidades requeridas en el futuro. El emprendimiento y la agilidad en los modelos de negocios o la capacidad adaptativa. La aceptación de la diversidad y la colaboración por mencionar algunos conceptos y junto con esto, habremos derribado paradigmas que habían sido intocables.
La digitalización, el diseño y sus modelos. Los autos eléctricos, los drones, la energía inalámbrica, la impresión 3d, la salud preventiva, la vida eterna, la educación de futuro, los superalimentos, empresas DAO, la neurociencia, la biotecnología, la inteligencia artificial o los bitcoins, como citando la serie, “Black Mirror” de Netflix creada por Charlie Brooker, que a falta del libro del 2017 de Naisbitt, propone los “Megatrends del 2050” y los impactos negativos de la tecnología, desde la perspectiva de la deshumanización, el sentido del éxito o la “infoxicación” y los medios de comunicación en una mirada pendular entre innovación y creación de valor.
La innovación será la nueva mejora continua, se habrá incorporado en el ADN de las compañías, como lo hizo el marketing u otras disciplinas en su época y las preguntas de futuro del futuro deberán entender el presente, descrito desde la humanidad más primaria, basado en la confianza, como una hipótesis sobre la conducta futura, que incorpore los principios éticos del comportamiento humano y que den cuenta del bien social y ambiental, por sobre las tecnologías y el diseño.
Bienvenido al presente, bienvenido al futuro.
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Sebastián Amaral / Senior Consultant Asociado
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